martes, 22 de noviembre de 2011

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 ¿Saben lo que no es normal, ustedes quieren que les diga lo que no es normal? No es normal pensar que hacer el amor es pecado, no es normal pensar que Dios no quiere a las lesbianas ni a los homosexuales.  No es normal que la iglesia oculte abusos de niños ni que los sacerdotes no se puedan casar. No es normal la riqueza del Vaticano, ni los anillos ni el oro ni el dinero tirado en campañas de publicidad, ni todo ese cuadro absurdo, mientras 30 millones de personas se contagian de sida en África por no usar preservativo, señores, Dios, Dios nos hizo con dos brazos y con dos piernas, también no hizo con la capacidad de amarnos, de querernos, de tocarnos, de sentir con la yema de los dedos un pecho acelerado por la excitación y eso señores, eso, eso no puede ser pecado, no es fácil y ustedes señores, se empeñan en hacerlo más difícil y enrevesarlo como si no nos bastáramos nosotros mismos, como si no se bastara la propia humanidad para complicarlo todo. Señores porque amar, amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, entender que vas a sufrir, vas a llorar, y es entender que las cosas son muy distintas al sacramento del matrimonio, o sea hoy te casas y vives feliz para toda la vida, falso, señores, es falso señores, por mucho que vayan ustedes proclamándolo saben qué creo, creo que ustedes no saben lo que es el amor, porque si algo he aprendido en estos años es que si apretar un cuerpo hasta convertirse en uno, si eso es pecado, señores, yo soy pecador. Porque el único Dios en el que creo es el amor.

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